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  • Maite Urquiza

Al descubrir nuestras debilidades se descubre la justicia de Dios

En el Manuscrito A de Santa Teresita se va conformando la idea del descubrimiento paulatino de la “miseria” que somos cada uno de nosotros frente a la grandeza de Dios. Sin embargo, ese descubrimiento, lejos de reflejar una “derrota”, es en sí mismo fuente de la más grande alegría, pues a través de ese lente es como el corazón humano comprende la justicia de Dios.

¿Qué alegría más grande pensar que Dios es justo, es decir, que tiene en cuenta nuestras debilidades, que conoce perfectamente la fragilidad de nuestra naturaleza! ¿De qué, pues tendría yo miedo? Ah, el Dios infinitamente justo que se dignó perdonar con tanta bondad todos los pecados del hijo pródigo, ¿no se mostrará justo también para conmigo “que estoy siempre a su lado”?

Estar “del lado de Dios” es la meta de todo cristiano. El alma pura de Santa Teresita nos lo enseña. Pero también habla de justicia. La justicia divina lo perdona todo si hay un corazón quebrantado, un corazón contrito. Y ese corazón ya no tiene miedo.

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